El hombre que ‘salvó’ 40.000 vidas…
En 2006 murieron 5.500 conductores. El año pasado: 1.126. Hay un 62% menos de accidentes.
«Si funciona, nuestro país dejará de matarse al volante». Lo decía hace una década Ramón Ledesma, el abogado visionario que trajo el carné por puntos.
Aveces es necesario echar la vista al retrovisor del tiempo, poner el GPS con dirección al pasado, abrocharse el cinturón, sujetar con firmeza el volante y recordar cómo conducíamos hace 10 años. Aceleramos en un viaje a través de los ojos negros de Ramón Ledesma.
Viernes 30 de junio de 2006. 23:30 horas. Nuestro protagonista y su mujer, Mari Carmen, terminan de cenar.
–Ramón, ¿a dónde vas?
–A la carretera. En media hora entra en vigor el permiso por puntos y quiero estar allí. Si funciona, nuestro país dejará de matarse al volante.
Sábado 1 de julio de 2006. Seis de la mañana en un control de alcoholemia en la M-40. La Guardia Civil para a un conductor borracho que circula en sentido contrario. «Le quitaron los 12 puntos. Fue el primero», recuerda Ramón, entonces subdirector general de Normativa de la Dirección General de Tráfica (DGT) e ideólogo en España de un carné que ha salvado 40.000 vidas en la carretera en la última década.
En los oídos de Ramón todavía retumba una frase que escuchó repetidas veces en esos días. «¡Malditos 12 puntos que Zapatero ha puesto como castigo abusivo al conductor para recaudar dinero!». La realidad fue que todos los partidos políticos del momento se pusieron de acuerdo, firmaron un Pacto de Estado para establecer un sistema que redujera el número de accidentes en carretera. La llamada tarifa plana de mortalidad era demasiado plana. Desde 1993 no había forma de bajar de los 5.500 muertos anuales en accidentes de tráfico. No muy lejos de aquí, en Francia y Alemania, tenían un sistema sencillo para evitar tantas muertes. El carné por puntos funcionaba muy bien. El 1 de julio de 2006 se implantó en España. Un día después, la portada de este suplemento contaba la «excursión de ida y vuelta» en coche de un periodista junto a un inspector de carretera desde Madrid hasta Ávila. El objetivo del reportaje era comprobar cuántos puntos podía perder –e infracciones cometer– un conductor normal conduciendo 220 kilómetros. Perdió –de manera ficticia– la mitad. La conclusión del periodista fue que era un sistema demasiado estricto y que tenía miedo a pasarse la vida haciendo cursos para recuperar los puntos que perdería. Hoy tiene los 15 puntos.
En el décimo aniversario de este carné, todo ha cambiado. Nuestra forma de conducir. El número de muertos. En el último año, 1.126 personas fallecieron al volante. Hay un 62% menos de accidentes que hace una década. «No me gusta ser personalista, pero gracias al equipo que trajimos este sistema a España se han salvado cerca de 4.000 vidas al año», afirma este leonés de 42 años. «Antes estábamos en el puesto 17 º en siniestralidad en Europa y ahora somos el quinto país con menos accidentes, por delante de Francia y Alemania». Según la DGT, 7,5 millones de conductores han perdido algún punto en esta década (214.150 los han perdido todos).
Ramón dejó la Jefatura de Tráfico en 2012 y ahora es director de Gerencia 360 y asesor de PONS Seguridad Vial. En las oficinas de esta consultoría en Madrid le encontramos a media mañana del miércoles. No se considera ningún «gurú» en tráfico y se emociona al recordar las anécdotas de aquellos primeros años con el carné por puntos. La más llamativa: el consumo de cerveza sin alcohol se disparó, y España se convirtió en el país que más la bebe en el mundo.
Ahora su trabajo se centra en asesorar en seguridad vial y en gestión de la fiscalización del tráfico en Sudamérica. Acaba de aterrizar de Paraguay, donde ha ayudado al Gobierno a redactar una nueva ley de tráfico. Su misión es implantar en estos países un carné por puntos adaptándolo a las características de cada zona. «Lo que ocurre en Latinoamérica es lo que pasó en España hace 30 años. Empiezan a tener ciertos niveles de desarrollo económico, el motor está en auge, pero las cifras de siniestralidad al volante son altísimas», explica Ramón, al que ahora han encargado hacer una auditoría para mejorar el tráfico en Brasil. «Algunos países tienen este permiso por puntos, pero no es suficiente. El problema es que no tienen un buen sistema para obtener el carné de conducir, los exámenes son extremadamente sencillos y faltan controles de alcoholemia y de velocidad«. Ramón nos enseña los dos libros que ha escrito con los conceptos básicos para la implantación de este sistema de control. Dos decálogos sobre el permiso por puntos y la gestión de los radares de velocidad.
–¿Por qué dejó el trabajo como subdirector de Tráfico en España?
–Tenía la sensación de haber hecho lo que tenía que hacer. La experiencia fue muy bestia. Ahora ayudo a otros países a mejorar sus normas de tráfico para que haya menos muertos en carretera.
Padre de dos hijos, Ramón se sacó las oposiciones en 1999 para trabajar en la DGT. Cuando era director provincial de Tráfico en Cáceres le llamó Pere Navarro, entonces director general de la DGT, para tirar del carro del nuevo sistema de puntos.
En ese momento el problema era el constante incumplimiento de las normas de tráfico y el alcohol. «Para el tema de los puntos decidimos estudiar los sistemas que funcionaban en otros países y adaptarlos a nuestra cultura». El Congreso lo aprobó en 2005. «Pedimos un año de prueba para el desarrollo informático y organizativo en todos los ayuntamientos. Y también para hacer una amplia campaña de comunicación. Todas las tardes en la radio respondíamos las dudas de los conductores».
–¿Se puede mejorar el sistema?
–En las ciudades hay que bajar el límite de velocidad a 30 km/h. También debe ser un sistema más cercano al conductor, que pueda consultar sus puntos en el móvil.